Más de treinta millones de personas en México se emplean en el sector informal, de acuerdo con cifras del primer trimestre de 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Eso significa que desempeñan su trabajo sin contar con derechos laborales, como seguridad social y prestaciones de ley.
La tasa de informalidad es de 56.9%. Ello quiere decir que 57 de cada 100 personas de la Población Económicamente Activa se ocupa en el sector informal, sin contar con cobertura médica, aportaciones para el retiro o fondo de vivienda, por ejemplo.
Mientras, en el sector formal, el panorama no es alentador, las cifras son negativas. El Instituto Mexicano del Seguro Social informó el 19 de junio que durante mayo de este año se crearon solo 3 mil 983 empleos formales, que contrasta con los 33 mil 966 puestos de trabajo generados en mayo de 2018. Esto representa una caída en el ritmo de generación de empleo de 88 por ciento, respecto del mismo mes de 2018.
En tanto, en los últimos 12 mese se encuentran registrados 474 mil 838 nuevos empleos ante el IMSS, que equivale a un crecimiento anual (comparado con el periodo similar de un año antes) de 2.4%. Es el peor ritmo desde marzo de 2010.
Ante esa realidad, las alternativas de que fomenten la creación de empleo formal son, hoy más que nunca, necesarias. Una de esas opciones que generan puestos de trabajo formales es la tercerización, es decir, el proceso por el que una empresa delega ella administración de personal a un tercero experto en la materia.
En otras palabras, la tercerización es el esquema en el que un tercero pone a disposición de una empresa a los trabajadores para que, bajo su dirección, puedan ejecutar las labores que la compañía requiere en la especialidad.